Se ha definido como la próxima “Revolución Industrial” por el gran impacto que tendrá en la manera en que vivimos, trabajamos, viajamos o nos entretenemos. Nos referimos al Internet de las cosas o Internet of things (IoT) y su aplicación en todos los ámbitos de nuestra vida diaria no está tan lejos como se puede pensar. Está aquí, y para quedarse.
¿Cuántos objetos tenemos que estén conectados a Internet? Hace una década habríamos dicho uno, o quizás dos (si fuimos de los primeros en usar tecnología Smartphone). Hoy en día probablemente tenemos un ordenador en el trabajo, otro en casa, un móvil, una tableta, una consola de videojuegos, una Smart TV, quizás una nevera inteligente…
La consultora Gartner predice que para el 2020 habrá más de 20.000 millones de objetos conectados a Internet; por comparar, actualmente hay unos 8,4 mil millones de dispositivos conectados en todo el planeta. Estamos hablando de un mundo cubierto de sensores recabando información de objetos físicos reales y almacenándola en Internet. Un mundo que cambia constantemente a nuestro alrededor y al que llamamos “Internet de las cosas”.
¿Qué entendemos por Internet “de las cosas”?
Esa “cosa” de la que hablamos es cualquier objeto al que se le ha añadido un sensor y que es capaz, a su vez, de compartir esta información con otros objetos y dispositivos tecnológicos a través de Internet. En la nube, estos datos son analizados y utilizados para tomar decisiones, cambiando la forma en que interactuamos con los objetos más cotidianos.
Poder gestionar desde nuestro Smartphone o tableta la iluminación o temperatura de nuestra casa, alimentar a nuestra mascota, llenar la nevera, programar la lavadora o el lavaplatos… Los ejemplos de aplicaciones del IoT en nuestra vida diaria son cada vez más, y más avanzados.
El ámbito doméstico (eficiencia energética, seguridad, domótica), el transporte (vehículos autónomos, gestión de tráfico), la salud (monitorización, diagnóstico, alertas) y la gestión de los servicios urbanos (las Smart cities) son los sectores que ofrecen, actualmente, un mayor potencial de crecimiento en el ecosistema del IoT.
¿En qué punto se encuentra el Internet de las cosas en España?
En España el interés es creciente, y de forma exponencial. Según los datos publicados por IDC en su estudio IDC’s Worldwide Internet of Things Spending Guide – SPAIN , se prevé que la subida de la inversión sea de casi un 20% en los próximos cinco años y que alcance el 70% en 2020.
Si analizamos la inversión por sectores, la industria manufacturera del IoT supone, actualmente, un 18% del total, aunque para 2020 se espera que la cuota disminuya al 13%. En cambio, en el sector minorista el IoT no deja de crecer. Se espera que en 2020 acumule un 14% total del gasto en España.
Según el mismo estudio, la inversión en Internet de las cosas en el sector retail liderará el crecimiento del mercado B2B IoT en nuestro país. Se espera que en 2020 represente el 14% del gasto total en Internet de las cosas, subiendo dos puntos con respecto al 2016, impulsado por las aplicaciones para la mejora de la experiencia del cliente y la revolución del modelo de atención tradicional hacia una atención omnicanal.
¿Y en Latinoamérica?
A pesar del momento económico que vive la región, las previsiones en relación al IoT en este continente son excelentes. Se estima que en cinco años el Internet de las cosas en Latinoamérica llegará a 100 millones de dispositivos, ya que su tasa de crecimiento anual es del 21% . Los Smart TV y los sistemas de seguridad conectados serán los productos con un mayor crecimiento en la región, seguidos de vehículos y wearables.
Retos que plantea el IoT
Teniendo en cuenta estas previsiones, uno de los principales retos tecnológicos a nivel global es la mejora de las actuales infraestructuras de redes móviles para garantizar la conectividad. El despliegue de redes de altas prestaciones (LTE y 5G) será clave, puesto que garantizan altas velocidades de transmisión y una muy baja latencia. Especialmente importante será mantener estas prestaciones en un entorno de alta concentración de objetos conectados.
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