Se ha hablado del Li-Fi, también conocido como VLC (Visible Light Communications), como de la tecnología de transmisión de datos destinada a sustituir al actual wifi, pero ¿cuáles son las perspectivas que nos aportan sus primeros pasos en entornos reales?
Hasta hace poco, la tecnología Li-Fi sólo se había probado en las condiciones ideales que ofrece un laboratorio de investigación. Las primeras pruebas en un entorno real han arrojado datos espectaculares de velocidad de transmisión de datos, con una velocidad 100 veces superior a la del actual wifi. Esto significa una velocidad de transmisión de 1 Gb por segundo, aunque de momento se queda lejos de las predicciones surgidas del laboratorio que auguraban una velocidad máxima de transmisión de datos de más de 200 Gb por segundo. El récord alcanzado por el inventor de la tecnología Li-Fi en la Universidad de Edimburgo es de 224 Gb por segundo.
Si la velocidad es uno de los grandes atractivos del Li-Fi, también lo es su aparente simplicidad de funcionamiento: con el modulador adecuado, cualquier bombilla LED de nuestro hogar u oficina puede convertirse en un router y transmitir datos. Además de iluminar, por supuesto. Y si decimos aparente es porque todos los equipos o dispositivos que vayan a recibir datos tendrán que tener instalado un fotodiodo para convertir las oscilaciones de luz en variaciones de la corriente eléctrica y generar una comunicación bidireccional con el router.
El Li-Fi supondrá también una mejora muy destacable a nivel de seguridad de la red. Si la transmisión de datos se produce únicamente a través del haz de luz, será prácticamente imposible que algún usuario externo se conecte fraudulentamente a nuestra red como pasa con la tecnología wifi, cuyo alcance es a menudo bastante difícil de controlar y varía enormemente en función de la colocación del router.
Pero los primeros pasos del Li-Fi han demostrado ya que las aplicaciones de esta tecnología pueden llegar realmente lejos. Por ejemplo, se podrían transmitir datos a través de los faros LED de un vehículo para comunicarse con otros vehículos de la carretera o con las propias infraestructuras del tráfico y evitar accidentes. La velocidad teórica de transmisión de datos también permitirá eliminar cableados en la mayoría de situaciones, desde oficinas hasta hospitales o entornos industriales.
Los primeros experimentos reales con la tecnología Li-Fi han mostrado su enorme potencial en múltiples campos, pero también sus carencias en el estadio actual de desarrollo. Sin ir más lejos, se hace evidente que será necesaria una reducción drástica del tamaño de los receptores para que éstos puedan ser instalados en dispositivos pequeños como tablets y smartphones. Por esa misma razón, el papel que el Li-Fi va a jugar en el desarrollo del Internet of Things está todavía lejos de ser una realidad.
Por ahora, se ha demostrado que su punto fuerte es la enorme velocidad de transmisión de datos y la seguridad del usuario. Quedan por desarrollar infinidad de aplicaciones potenciales para esta tecnología, que abarcan multitud de sectores. El reto tecnológico más inmediato del Li-Fi es la reducción de los fotodiodos para que puedan incorporarse a los dispositivos móviles.
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